Durante este tiempo debemos ser conscientes de la importancia que tiene este proceso.
Nuestra labor es la de comprender y tener empatía con los niños, ya que les puede afectar en diferentes aspectos como la alimentación (comen menos cantidad), el sueño (se despiertan varias veces por la noches) o el carácter (necesitan más vuestos mimos).
Gonzalo y Lucía fueron los primeros en el aula, creando muy rápido el vínculo con la educadora.
Luego vinieron Iris y Alba, las mayores del grupo, que de momento necesitan permanecer siempre a mi lado para estar tranquilas y seguras.
La última incorporación ha sido Pablo, que viene con ganas de "no parar".
A día de hoy hay momentos de mucha tranquilidad en el aula, aunque hay ratitos que comienza a llorar uno y todos le siguen. Pero no os preocupéis, que poco a poco conseguirán convivir con naturalidad con sus compañeros.