Con la llegada del buen tiempo,
nos animamos a salir, porque hace calorcito y sentimos curiosidad por saber qué
hay afuera.
Cuando salimos al patio
descubrimos nuevos espacios y nuevos materiales (nos escondemos en la casita, subimos
al balancín, montamos en moto y… ¡¡¡hasta subimos al tobogán!!!)
Además, el juego en el patio es
el momento propicio para el desarrollo del juego
libre. Es un momento en el que los niños: toman decisiones, intercambian
juguetes con los compañeros, se comunican, resuelven pequeños conflictos… en
definitiva, un momento para el esparcimiento y la diversión, tanto individual
como en grupo.
El tiempo al aire libre es fuente
de placer para muchos niños. Además de
las actividades habituales de tipo motor, son objetivos fundamentales la
socialización y la experimentación activa en el medio natural.
Hay días en los que no podemos
salir, pues el suelo está mojado o hace fresquito todavía, así que salimos al
patio interior o a la SUM. De esta manera, cambiamos de aires y se desfogan aún
más en un espacio más abierto.
"No sabemos cuánto gana-aprende un niño jugando. Ni tampoco nos debería preocupar ya que simplemente de la experiencia del juego libre el niño adquiere conocimientos. Lo importante es fomentar una experimentación variada y rica"
- Francesco Tonucci-